Todos alguna vez hemos salido a correr. Y es muy probable que lo hayamos hecho con un grupo amigos.
Te largas a correr y a mitad del camino, mientras tus amigos comienzan a aflojar el ritmo, tú te sientes fuerte y con energía. Entonces tienes que tomar una decisión.
Podrías optar:
a. No detener la marcha y seguir adelante. ¿Cuál es el riesgo? El que dirán. Tus amigos no estarán felices. Los has dejado atrás y tal vez cuando terminen la carrera hayan perdido la simpatía contigo.
b. Decides frenar el ritmo y esperar a tus amigos. ¿Cuál es la trampa? Jamás sabrás cuál era tu propio límite. Decidiste correr con el resto y nivelarte a ellos. Posiblemente tenías un potencial increíble que no lograste desarrollarlo.
¿Asumimos el riesgo o caemos en la trampa?
¿Qué pienso? Que nos hagamos cargo de la decisión; y qué simplemente nos demos cuenta cuándo estamos para ganar y cuándo para acompañar. Sin arrepentimientos.