Si alguien te invita participar de un negocio, te está ofreciendo una oportunidad puntual. Un principio con un final. Comprar barato, vender caro. Entrar barato, salir caro. Requiere capital o tener un know how específico en la materia. Por lo general no requiere esfuerzo de trabajo sino arbitrar entre lo «barato y lo caro». El capital o el conocimiento hace «el trabajo». Es cortoplacista. Cuanto más esperas, más pierdes.
En cambio si alguien te ofrece participar de un proyecto, es todo lo contrario a lo anterior. Además del capital o know how que podrías aportar, con seguridad implica horas de trabajo. Es acerca de crear, idear, planear, ejecutar, competir y arriesgar. Es largo plazo. Caerse y levantarse. El fin no siempre es económico. El fin no siempre es el esperable.
Hay gente que hace buenos negocios.
Hay gente que crea buenos proyectos.
Ambos son válidos.
Lo importante es aprender a diferenciar las reglas de cada uno.
No vaya a ser que termines haciendo un «mal negocio» en un «buen proyecto»
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