…(continua del post anterior)
La aventura de la fábrica propia (vaya idea disparatada, no?) surgió por 2 razones:
- Escaso volumen para fabricar en Asia.
- Incapacidad propia de “vender” el proyecto a fabricantes locales de que eramos capaces de colocar una alpargata a 40 usd retail en el mundo.
Eso nos motivó a avanzar.
El 01 de junio de 2008 abríamos la puerta de un galpón de 300mts en el partido de San Martín, Provincia de Bueno Aires.
El 14 de agosto del mismo año fabricábamos el primer producto.
Tan solo un mes más tarde, la burbuja explotó. En nuestras mismas narices. Los contratos relevantes que teníamos con Italia, UK y España se convirtieron en papel higiénico.
¿Y ahora quién podrá salvarnos?
La mejor decisión que tomamos en ese entonces fue la de seguir adelante. Tuvimos una reunión de socios en donde barajamos la chance de cerrar las puertas. Sin embargo, no hubo tiempo para plan de contingencia ni esas cosas que se leen en los libros de management o Linkedin.
La serie de decisiones que continuaron fueron totalmente intuitivas y de supervivencia. Ya las sabes de memoria…. cuidar la caja, marketing $0 y ahorrar hasta en el paquete de yerba.
Sin embargo, hubo una acción que lo cambió todo.
Cuando tu marca está en fase de “awareness”, como lo estaba paez en ese entonces, para tener éxito en tu distribución no necesites los mejores distribuidores, necesitas los mejores embajadores.
Esos embajadores fueron pequeños clientes que amaban la marca tanto como nosotros. Tenían escasa experiencia, poco presupuesto pero muchas ganas de desarrollar una marca que la sentían como propia.
El mejor ejemplo fue Portugal.
Fines del 2018, 2 estudiantes universitarios se contactaron con nosotros con el firme interés de desarrollar el mercado. ¿Tenemos partners allá? No.
Why not?
Esta fue la evolución de crecimiento de nuestro cliente en ese mercado:
- 2009: 2.000 unidades
- 2010: 5.000 unidades
- 2011: 15.0000 unidades
- 2012: 50.000 unidades
- 2014: 100.000 unidades
Lindo lío, ¿no?